lunes, 8 de febrero de 2016

¿Por qué escribí "El dios de barro"?




Cuando escribí este cuento estaba enojado.

Enojado con la estupidez de las personas que se inventan un dios y lo ponen como si fuera superior a las personas y discriminan, persiguen y atormentan a los demás sólo porque no están dispuestas a creer en su dios.

Ahora, en el cuento queda claro que el dios de barro tiene el valor de una linda escultura que se derrite con la lluvia, así como los castillos de arena que hacemos cuando vamos a la playa. Pero es más difícil darse cuenta cuando se trata de nuestras propias creencias. No estoy tratando de menospreciar ninguna religión, pero en algún punto todas ponen sus prácticas y rituales por encima de las personas.